Trastornos de Alimentación: Anorexia & Obesidad

La anorexia se refiere a la falta anormal de las ganas de comer y puede presentarse en niños desde los 5 meses de manera progresiva o súbita. Existen dos tipos de anorexia: la primera, la simple engloba a ésta como un síntoma frente a un cambio, por ejemplo el destete o la introducción de alimentos sólidos. El segundo tipo es el mental, el cual es persistente a cambios en la ingesta o en la conducta de los cuidadores; es decir, es un vivo rechazo a la comida. De la misma forma, puede venir acompañado de cambios físicos como perturbaciones en el sueño, sollozos, espasmos, vómitos, estreñimiento, entre otras manifestaciones. Adicionalmente, una anorexia puede estar destinada a todos los alimentos o a varios y sólo acceder a ingerir uno como dulces o lácteos. En cuanto al enfoque psicológico de la anorexia, ésta se vive como una representación de una intensa ansiedad en el contexto, principalmente de la madre. El acudir a psicoterapia puede aminorar la angustia de la familia y por lo tanto generar cambios en el comer del pequeño.

Otro trastorno de alimentación, común actualmente, es la obesidad. Éste se refiere a poseer el 20% más del mismo peso en relación con la medida normal de la talla. Existen dos tipos de obesidad que se distinguen por los períodos donde es más frecuente la ganancia de peso: la primaria se refiere a que sucede en el primer año de vida; y la secundaria alrededor de los 10 a los 13 años. Evidentemente, el principal factor de la obesidad es la ingesta desmoderada de carbohidratos (cereales) y azúcares. Sin embargo, el clima familiar es lo que propicia y mantiene la conducta. En un niño obeso resulta difícil distinguir entre las actitudes que causan el hábito de comer mucho contra las que genera su propia obesidad; es decir, si un niño come porque lo molestan o lo molestan por su sobrepeso. Por lo general, un problema de obesidad repercute intensamente en el ámbito psicológico dañando su autoestima lo cual los lleva a ser tímidos, reservados, apáticos, pasivos agresivos, etc. Asimismo, pueden presentar síntomas de ansiedad como eneuresis y fracaso escolar.

En general, en los trastornos alimenticios es importante conocer el entorno familiar (genética, hábitos alimenticios y actitud hacia la comida). Asimismo, se debe indagar en la perturbación y el grado de la misma en el esquema corporal del niño. Evidentemente, cualquier caso de anorexia u obesidad debe ser tratado por un equipo multidisciplinario como médico, nutriólogo y psicólogo para lograr resultados lo más pronto posible y no poner en riesgo la salud del pequeño.

 

Referencias:

Marcelli, D., et  De Ajuriaguerra, J., (1996), Psicopatología del Niño, Ed. Masson, Paris.

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