Ansiedad

La ansiedad es la sensación de malestar que ocurre sin haber una causa externa evidente. Ésta es la base de muchos problemas de la infancia. Se puede distinguir del miedo y de las fobias en primer lugar por la intensidad de la reacción y como segundo punto por el estímulo desencadenante. Es decir, una fobia ocurre hacia un objeto determinado mientras la ansiedad se puede presentar de distintas formas sin motivo aparente. Por lo general, la ansiedad presenta síntomas físicos como sudoración, taquicardia, etc; pero no siempre, ya que hay algunos trastornos como el déficit de atención, eneuresis, encopresis, agresividad que manifiestan los mismos. Asimismo, el estrés es un derivado de la ansiedad, aunque también puede desarrollarse a partir del enojo o de la culpa. El estrés prolongado daña a la persona físicamente, ya que puede afectar la visión (al ver borroso) la cabeza (con dolores de cabeza), dolor en el pecho, palpitaciones, dolor de estómago, dificultad para digerir, tensión muscular, temblores, manos y pies fríos y sudoración.

Hay distintos tipos de ansiedad. Por ejemplo la de separación se experimenta usualmente a la hora de ir a dormir o ingresar a la escuela. Los síntomas pueden ser pesadillas, terrores nocturnos, miedo a estar solo, a la oscuridad, a enfermar a morir, entre otros. Este tipo de ansiedad puede estar reforzada por experiencias traumáticas de abandono y mensajes de dependencia de la familia.

La ansiedad de evitación se refiere a la angustia presentada por la proximidad de personas. Por ejemplo, un extremo es la fobia social. Estos casos en niños pueden ser graves, ya que las relaciones sociales son necesarias para el desarrollo. Por lo que, un detenimiento en este ámbito puede ser muy perjudicial para su sano crecimiento.

Se puede distinguir la ansiedad por su forma de manifestarse. En primer lugar puede tomar forma a través de la conducta, es decir, representarse en enojo, hiperactividad, tics, agitación psicomotirz, etc. Así como a través de malestares físicos como trastornos del sueño, eneuresis y encopresis, síntomas recurrentes de dolor como migraña, desvanecimientos, articulaciones, etc. Finalmente conductas como la inhibición, evitación, dependencia, etc también evidencian un grado de ansiedad específico.

 

Referencias:

Jiménez M., (1995), Psicopatología Infantil, Ed. Aljibe, Málaga.

Solloa, L.M., (2006), Los trastornos psicológicos en el niño, Ed. Trillas, México.

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