¿Cómo poner límites? [Padres]

Las concepciones del rol de padre al imponer límites puede variar mucho, algunos les cuesta trabajo porque no quieren sentirse como policías, les gustaría hacerlo como un amigos, pero la verdad es que un padre no es amigo, sino responsable de la seguridad del niño, de esta forma también se obtiene cariño. Podrás ser un amigo cuando el niño sea independiente, mientras debe hacerte caso porque tienes más experiencia; para esto es necesario ganarte su voto de confianza. Los tres personajes que debe desempeñar un padre al momento de establecer límites son:

  1. Ser un guardián: Significa ser legalmente responsable por un niño, protegiéndolo y preservándolo. Por ejemplo, los niños no poseen la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, el peligro de la seguridad, la vida de la muerte, etc. En sí, no piensan en los efectos de sus acciones sino en la gratificación inmediata, lo que les gusta. Por lo tanto, conforme van descubriendo el mundo van conociendo sus límites, sin embargo alguna de estas ocasiones puede resultar peligrosa sin la guía de un adulto. Así, el trabajo de éste reside en proveerle de un entorno seguro donde sea capaz de descubrir él mismo sus propios límites. Esto ocurre en la primaria. La tarea de balancear la libertad para que pueda explorar y aprender, con la seguridad, un punto donde no se dañe, es el principal reto de un padre. De esta manera, proveen al niño de un seguro y sano crecimiento. Este proceso por medio del cual el pequeño internaliza los límites, es decir los hace propios es gradual, se va dando poco a poco, al confiar en sus padres y maestros el niño se vuelve capaz de cuidarse a sí mismo, tal y como lo hicieran los adultos responsables de él. No te sientas culpable de poner límites a tu hijo! Él los necesita!
  2. Ser un supervisor: Una vez que tu hijo es más grande tendrás que ser un supervisor, este es aquél que se encarga de asegurarse de que los objetivos se alcancen de acuerdo a las demandas y expectativas. Los niños no nacen con la capacidad de auto disciplina, antes de aprenderla tienen que guiarse a través de una disciplina exterior, la cual es brindada por sus padres. Ésta se logra a través del control de recursos (ej. premios como, juguetes, aparatos electrónicos, actividades, pasar tiempo con ellos, etc), creando consecuencias, corrigiendo (sin ser premios y castigos), manteniendo el orden y construyendo aptitudes.
  3. Ser una fuente: Una vez más, recalcamos que los bebés vienen en blanco, esto incluye a los recursos materiales como la comida y el dinero y los conceptos inmateriales como los afectos de amor, protección, apoyo, etc. Entonces, los padres son dadores de todas estos objetos intangibles, lo cual constituye un puente entre el niño y el mundo exterior. En este dar y recibir, los límites juegan un papel de suma importancia, ya que los niños deben aprender como recibir y usar responsablemente lo que se les provee. Al principio, los padres son la fuente de la cual recibirán todos los recursos, pero conforme van creciendo se les debe criar con la independencia necesaria para que ellos obtengan lo que les haga falta. El rol de proveedor resulta difícil, ya que si no se encuentra el punto medio se puede caer en dos extremos poco saludables. El primero donde no se establecen límites y se satisfacen todas sus peticiones el niño se queda centrado en sí mismo, muy demandante y no aprende a convivir en sociedad. En cambio, si se le niegan los recursos que realmente necesita, entonces el niño se rinde y no desarrolla la capacidad de esperanza, no internaliza el poder alcanzar sus metas y no obtiene gratificación.

 

Recuerda que el poner límites es un signo de amor, de que deseas lo mejor para él y que le estas enseñando a actuar en sociedad. Algunos niños pueden pensar que el fijar límites es para molestar y por ende no los quieren. Cuando se así, recuérdale constantemente que lo haces por su bien y que no significa que no los quieres, si no al contrario, que te preocupas por ellos y les demuestras amor.

 

Referencias:

Cloud, H., Townsend, J., Boundaries with Kids, Ed. Zondervan, United States, 1998, 223 pp.

Verduzco, M., Murow, E., Como poner límites a tus niños sin dañarlos, Ed. Pax México, México, 2001, 133 pp.

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