Discalculia

La discalculia es un trastorno de aprendizaje que se refiere a problemas en la integración de símbolos numéricos, cantidades, realización de operaciones y comprensión aritmética. Por lo tanto, las dificultades presentadas se relacionan directamente con el pensamiento operatorio, la capacidad de reversibilidad, orden, seración e inclusión. Existen dos tipos de discalculia: una del desarrollo y una adquirida. La primera puede ser verbal (para decir los números), protognósica (para hacer cálculos), léxica (para leer los números), gráfica (para escribir los símbolos), ideognósica (para resolver los cálculos), operacional (para operar). Por otra parte, el segundo tipo de discalculia es la adquirida que se produce por una lesión cerebral, generalmente por accidentes. Ésta puede ser de dos formas: afásica que afecta la lectura y escritura de números; o espacial donde se sustituyen, invierten, confunden, no retienen los números o signos.

Aquí un listado de acciones que indican tener discalculia: (Recordemos que primeramente se debe revisar la edad del niño, ya que los logros van acordes a ésta).

No realiza una correcta escritura de números

Falla en seriación y clasificación numérica

No resuelve operaciones sencillas

Fallas en la comprensión aritmética

Errores en el razonamiento

 

Para favorecer las habilidades aritméticas se debe empezar con las capacidades básicas desde estimular los sentidos para vivenciar con el cuerpo y con los objetos a través de actividades multisensoriales (que impliquen el uso de varios sentidos al mismo tiempo). Asimismo, es importante incidir en el aspecto lingüístico a través de la verbalización y de la adquisición de vocabulario. De la misma forma, fusionar la escritura y la lectura simultáneas resulta favorecedor ya que se adiciona el aspecto gráfico. Es importante tomar en cuenta el estilo de aprendizaje del niño y adecuarse a éste (por ejemplo, si se es más auditivo, incorporar más actividades musicales y así respectivamente). De igual modo, la motivación juega un papel vital, por lo que el presentar al niño reforzadores atractivos podrá intervenir en su deseo de aprender. También, brindarle al niño la suficiente autonomía para saber cuando se está bien o mal y autocorregirse comunica que el adulto le tiene la confianza necesaria y lo que cree capaz de aprender. Como cualquier otra actividad, también hay que acomodar las matemáticas en cuanto a duración, momento de aprendizaje y constancia (estudiarlas con hambre no es un ambiente propicio para aprender, ni por mucho tiempo).

discalculia

Referencias:

Wicks-Nelson, R., et Allen, I., (2009), Psicopatología del Niño y del Adolescente, Ed. Pearson, España.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *