Vínculo y Apego [Maestros]

El desarrollo del apego repercute en el ámbito escolar. A continuación se describen las fases de apego aplicadas al contexto educativo. Antes de los dos años y nueve meses los pequeños que acuden al jardín de niños experimentan una gran angustia cuando la madre los deja. Así, suelen mantenerse inactivos o hacer grandes esfuerzos por llamar la atención de la maestra. A los tres años estarán mucho más capacitados para sobrellevar la ausencia de la figura materna y así empezar a jugar con otros niños. Poder realizar esta acción evidencia un grado de madurez adecuado para su edad. Después de los tres años, se desarrollan lazos afectivos con sus maestras, serán más fuertes estos vínculos, si la madre lo introdujo a éstos. Entonces, el niño acudirá a la figura sustituta cuando necesite algo y podrá actuar como base segura para que pueda explorar y relacionarse con los demás. 

A continuación se describen las principales actitudes de los diferentes tipos de apego en el aula de clase, de niños donde no se logró el tipo seguro:

  1. Evitativo: un niño que presenta este tipo de apego sobresale en el ámbito escolar, ya que prefiere darle importancia a tareas y logros escolares que a sus emociones. Asimismo, podrán concentrarse y ser exitosos en actividades que requieren poca interacción social. Debido a la baja disposición de abrirse emocionalmente, les cuesta más trabajo establecer relaciones interpersonales y pueden tener a menudo problemas con sus pares porque no pueden presentar conductas emocionales como el enojo, sino que mostranrán una actitud agresiva pasiva. Los niños que presentan este estilo de apego se describen a sí mismos como fuertes y capaces de controlarlo todo. Sin embargo, es frecuente que existan bajos niveles de autoestima debido a que las experiencias de rechazo por parte de sus cuidadores primarios les han impedido desarrollar confianza en sí mismos. Por lo mismo, no serán participativos y preferirán pasar desapercibidos en el ámbito social.
  2. Ambivalente: los niños con este tipo de apego desarrollan estrategias extremas para llamar la atención. La primera, engloba conductas agresivas como berrinches, amenazas, culpabilizar, que provoquen una respuesta de regaño o castigo. La segunda, se refiere a conductas de indefensión y desamparo como dependencia excesiva del maestro o de otros niños, lo cual genera una actitud de cuidado y protección hacia ellos. Debido a conductas como la búsqueda constante de aprobación, la rivalidad con otros compañeros como celos, posesión, deseos de exclusividad, entre otros, presentan dificultades para ser aceptados por el grupo.
  3. Desorganizado: las representaciones más comunes de este tipo de apego son las inhibiciones profundas de la personalidad, como el pasar desapercibidos, o bien los estallidos de enojo, realizando movimientos estereotipados, paralizando su motivación para explorar o jugar. Asimismo, tienen mucha dificultad para respetar las estructuras de un aula, por lo que faltan el respeto de la maestra, agreden, amenazan verbalmente, mienten y manipulan.  Tienen dificultad para concentrarse, por lo que, no obtienen logros académicos y frecuentemente se encuentran debajo del promedio de clase. En las relaciones sociales, usualmente son estigmatizados como problemáticos.

 

Bibliografía:

Dolto, F., Las etapas de la infancia: nacimiento, alimentación, juego, escuela, Ed. paidós, Barcelona, 2000, 182 pp.

Barudy, J., Los buenos tratos a la infancia: parentalidad, apego y resiliencia, Ed. gedisa, Barcelona, 2007, 253 pp. 

Bowlby, J., El vínculo afectivo, Ed. Paidós, Barcelona, 1993, 418 pp.

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