Límites en los Adolescentes

Los límites en los adolescentes pueden resultar un poco más complicados debido a la etapa de transición en la que se encuentran, no son ni niños ni adultos. No pueden ser tratados como niño y hay que darles independencia pero también responsabilidades. El establecimiento de límites depende de como fueron educados y el estilo determinado de disciplina que se siguió. Si ha sido equilibrado puedes estar tranquilo de que lo guiaste hacia la madurez necesaria para que él sepa colocarse la mayor parte de las veces sus propios límites. En cambio, si usaste un método más agresivo o demasiado pasivo puedes tener un trabajo más arduo. Pero no te preocupes! porque todavía estas a tiempo de cambiar!

Antes que nada, te invitamos a que ubiques si te es sugerible cambiar, en este test:

¿Qué tan eficaz es tu disciplina?

 

  1. ¿Tengo que repetir muchas veces una indicación para que mi hijo me haga caso?
  2. ¿Tengo que gritarle para que me obedezca?
  3. ¿Parece que mi hijo tiene más poder que yo?
  4. ¿Cedo demasiado?
  5. ¿Ya intenté todo y sigue haciendo lo indebido?
  6. ¿Mi hijo manifiesta una conducta inhibida o tímida?
  7. ¿Molesta mucho a los demás y muestra conductas crueles?
  8. ¿Estoy teniendo problemas familiares o de pareja por la conducta de mi hijo?
  9. ¿Mi hijo miente mucho?
  10. ¿Me tiene miedo a mi, a mi conyúgue o a mi pareja?
  11. ¿Tengo que ayudarlo en lo que se supone que debería hacer solo?
  12. ¿Hace reiteradamente cosas que sabe que me enojan?
  13. ¿Suele hacer berrinches?

 

Si tus respuestas son afirmativas en:

6 o más de las preguntas, entonces TE URGE CAMBIAR

4 o 5 de las preguntas, entonces TE ES NECESARIO CAMBIAR

2 0 3 de las preguntas, entonces TE ES RECOMENDABLE CAMBIAR

1 de las preguntas, entonces LO HAZ HECHO BIEN

0 de las preguntas, entonces LO HAZ HECHO EXCELENTE O:

NO CONTESTASTE LA VERDAD!

 

Ya que hayas identificado el nivel de la necesidad de cambio, el primer paso es dejar las justificaciones y el “no puedo” de lado, por ejemplo: “no voy a poder dejar de ser enojona, porque tengo el carácter fuerte de los López”. En primer lugar, tal vez seas enojona o tal vez no, tus respuestas emocionales tienden a ser de esa forma, es decir en ocasiones te enojas, angustias y lo manifiestas de esta forma. En segundo lugar, es importante que comprendas que tu forma de actuar es producto de tu elección, es decir, es algo modificable según las cosas que asumas. A pesar de la costumbre, por medio de la conciencia y voluntad podrás cambiar y plantearte metas para mejorar la relación con tus hijos.

Para cambiar un estilo disciplinario sigue estos pasos:

  1. Sé congruente, actúa de acuerdo a lo que dices.
  2. Sé consistente (hazlo todo el tiempo)
  3. Escucha más, no interrumpas para dar tu opinión, regañar o sermonear sin tener toda la información (es poco productivo). Trata de comprender la perspectiva de tu hijo; cuando tenga argumentos de peso podrás ceder un poco, cuando no manténte firme (tal vez desconoces como ser firme sin enojarte; si se puede!)
  4. Evita en tus opiniones mandar el mensaje de que eres dueño de la verdad, tú tienes tu versión pero no es la única.
  5. Clarifica los valores prioritarios y las reglas con tu pareja y después con tu familia. Es decir, no cambies día a día de acuerdo a tu humor. De acuerdo a la edad si hay cambios.
  6. Enfatiza las habilidades de tus hijos, no sus inhabilidades. Ayúdalos en sus áreas débiles y refuerza en sus mejores aspectos.
  7. Ten paciencia para que tu hijo haga las cosas a su propia manera y no como tú esperas que lo haga, siempre y cuando no esté de por medio su integridad física, mental o emocional.
  8. No le pegues, no le ofendas, no te burles de él. No es necesario para que te haga caso.
  9. Muestra tu afecto pero sé firme.

Referencias:

Schmill, V., Disciplina Inteligente, Ed. Edmax, México, 2003, 327 pp.

  1. No te manejes con chantajes ni con culpas.

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