Juego

“Los niños repiten en el juego todo cuanto les ha hecho gran impresión en la vida”

-Freud, 1920-

El juego es universal, cualquier niño del mundo puede y quiere jugar, es una actividad central que se realiza en cualquier momento y lugar. Por lo que, las Naciones Unidas lo ha declaro como un derecho justo y universal de la niñez. Privar a un niño del juego es privarlo del placer de vivir.

El juego es la forma natural de expresión y comunicación de cualquier infante. Se usa como el equivalente al lenguaje verbal de los adultos y con este se sienten más cómodos jugando. Algunas de las características del juego es que es espontáneo, disfrutable, voluntario y no está dirigido a una meta en particular; lo cual se ha contrapuesto con los adultos debido al afán de los mismos de producir y aprovechar el tiempo en cosas “significativas”. Sin embargo, el juego en el niño es parte de su proceso de vida, a través de éste logra entender y elaborar situaciones que en algún momento le fueron difíciles de asimilar. Por lo tanto, el juego para el niño no opera a través de una motivación extrínseca (regalo, felicitación de algún adulto), sino más bien es una fuerza interna lo que los motiva a jugar, como el obtener placer, a la vez que se desarrolla de múltiples maneras.

El juego es de suma importancia para el desarrollo del niño, es la forma en la que aprenden conceptos que ningún adulto les puede enseñar. Asimismo, se fomenta la creatividad para que aprendan a explorar, y se les dote de la fuerza necesaria para encontrar distintas soluciones a problemas. Es el medio en el cual le dan una expresión significativa a experiencias emocionalmente importantes. Adicionalmente, en el transcurso se ven involucradas las áreas física, mental y emocional, así como, la expresión creativa y la interacción social. Asimismo, para Freud, es la manera en que construyen su identidad, a través de ciertos juegos, los niños experimentan que su persona sigue siendo la misma.

El ambiente que se recrea en una situación de juego les brinda una sensación de seguridad, de una atmósfera no amenazante, espontánea y flexible, donde no hay una represalia o rechazo de un otro. Por lo que, esto les provee una forma de sanar tristezas y heridas, una manera de aliviar tensiones e incrementar la autoexpresión. En este ambiente, los niños se sienten libres para actuar emociones internas extremas como enojo, miedo, sensación de pérdida, o de sentirse abrumado, entre otras.

Por lo tanto, este proceso es un paso fundamental para la posterior adaptación del niño al mundo adulto, poco a poco van aprendiendo el significado de los valores y los experimentan de forma individual a través de experiencias únicas, adaptadas a su forma de ser.

En general, el juego es esencial para el adecuado desarrollo de la salud mental del infante. Un niño sano juega, se divierte y explora. Por lo que, cuando un pequeño está inactivo, no juega, nada de lo que le rodea atrae su mirada o lo animan gestos repetitivos continuos y no tiene modulación de placer ni de invención, es posible que sufra depresión por una causa reciente o tenga problemas relacionales.

Resumiendo, el juego ayuda al niño a:

  • Desarrollar habilidades físicas
  • Distinguir entre ellos y el exterior
  • Experimentar e identificar las emociones
  • Practicar roles
  • Explorar situaciones
  • Aprender, relajarse, divertirse
  • Representar aspectos problemáticos
  • Adquirir dominio

Bibliografía: 

Freud, S., Obras Completas, Ed. Amorrortu, Argentina, 2007, 303 pp.

Landreth, G., Play Therapy The Art of the Relationship, Ed. Brunner-Routledge, New York, 2002, 408 pp.

Landreth, G., Innovations in Play Therapy, Ed. Brunner-Routledge, New York, 2001, 369 pp.

Dolto, F., Las etapas de la infancia: nacimiento, alimentación, juego, escuela, Ed. paidós, Barcelona, 2000, 182 pp.

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