Causas del TDA

Para explicar el TDA existen distintas explicaciones desde el ámbito fisiológico hasta el social. Sin embargo, ninguna determina totalmente la causa de este trastorno, si no que todas estos factores están interrelacionados, lo cual desemboca en el TDA. Desde un primer ámbito, el anatómico, se ha encontrado que los niños que presentan este tipo de conducta posee un menor flujo sanguíneo y de glucosa, y actividad eléctrica en el lóbulo prefrontal del cerebro, el cual se encarga de poner los frenos al comportamiento. Es decir, dado que hay un menor nivel de funcionamiento en esta área que regula la capacidad de detenimiento, las conductas de los niños con TDA resultan incontrolables.

Asimismo, se ha demostrado que la actitud de los padres juega un papel muy importante en la adquisición de TDA. Por lo general, los mismos padres muestran conductas inquietas (también con una actividad disminuida en el lóbulo frontal). Por lo que, es muy probable que este trastorno sea heredado y afecte a familias enteras. Evidentemente, el estilo de crianza también repercutirá en la actuación de la impulsividad e hiperactividad. Por ejemplo, una parentalidad agresiva o restrictiva. Así como, madres más impacientes, poco coherentes y aferradas a mantener su poder. En general un hogar caótico (cargado de responsabilidades o demasiado libre) no genera ni propicia comportamientos de reflexión y atención. Recordemos que los niños aprenden del ejemplo.

Adicionalmente un sinnúmero de factores cotidianos pueden propiciar este tipo de conductas. Por ejemplo, la alimentación. El consumo exagerado de azúcar (dulces, jugos, refrescos) incrementa el nivel de energía en el cuerpo, causando mayor actividad en los niños. Por lo tanto, se vuelven hiperactivos y desorganizados. Así que, seguir una dieta especial puede ser beneficioso para los niños con TDA. También, el estrés, las críticas, las situaciones familiares complicadas como los divorcios o enfermedades y la interacción entre padres e hijos puede ser causa de un comportamiento hiperactivo.

 

Referencias:

Wicks-Nelson, R., et Allen, I., (2009), Psicopatología del Niño y del Adolescente, Ed. Pearson, España.

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